Muchas veces cuando se planifica hacer una encuesta de opinión no se llega a valorar en su completa dimensión la importancia de estadarizar todo lo que se pueda el cuestionario.
Con "estandarizar" nos referimos específicamente a diseñar el cuestionario de la encuesta de modo tal que contenga el menor número posible de preguntas abiertas o semiabiertas.
Las ventajas de contar con un cuestionario que evite la repregunta o la posibilidad de que el encuestador deba registrar la respuesta del respondente transcribiendo sus palabras es notoria en varios sentidos.
En primer lugar, pues la estandarización del cuestionario ayuda mucho para una mejor comparación entre las respuestas de diferentes casos-individuos o diferentes segmentos de la muestra.
Permite medir las características de los fenómenos (representadas en variables de investigación) con mayor precisión, puesto que al permitir estandarizar determinadas opciones de respuesta para una pregunta cerrada se puede comparar con mayor detalle las respuestas (por ejemplo comparar dos diferentes categorías de respuesta para la misma pregunta) y medir con mayor profundidad la variable.
Un cuestionario estandarizado es además preferible a uno no estandarizado porque ofrece más confiabilidad al medir con una mayor precisión que deriva del hecho de que se garantiza una constancia en el estímulo y regularidad en la situación de estímulo-respuesta, en el proceso de encuestar.
La estandarización de las preguntas del cuestionario es provechosa además, por cuanto disminuye los sesgos provenientes de errores, vaguedades y ambigüedades que se originan en estudios cuantitativos cuando se repregunta.
Finalmente, y como ya el lector podrá prever, un cuestionario estandarizado con preguntas cerradas disminuye los plazos tanto de realización de encuestas efectivas como de ingreso o carga de los datos, lo que redunda también -aunque no es lo más importante- en menor costo económico general de la encuesta.